Recomendación.

Se recomienda empezar por el principio, todo cobra su sentido entonces.

viernes, 26 de febrero de 2010

Capítulo 6.

La noche era cerrada, negra, y la espesa niebla que cubria los horizontes, parecía cubrir tambien su corazón. No tenia ganas de ir esa mañana a clase, estaba demasiado cansado como para rendir. Anoche, se quedo hasta tarde viendo la tele, ya que echaban su serie favorita. A él, generalmente, no le gustaba la televisión. Pensaba que era un intento deseperado del poder para comer la cabeza a los televidentes. Y la tele, no era la única que no se escapaba de su circulo de conpiración; la prensa, la radio, la música, la publicidad... para él, todo era un intento por captar la atención de la gente, para influirles ideas erroneas en la cabeza. Quizás ese era el motivo de su desculturalización, quizás por eso nunca había leido un libro, quizas por eso no estudia...

La noche de mañana, dejó entrever unas tímidas gotas caidas del cielo. Parecía ser, que los rayos de Sol que consiguieron atravesar las nubes, hizo heridas en estas, que ahora sangraban tenuemente. El tren, sin embargo, no notó apenas las gotas que acariciaban su piel. Estaba acostumbrado, a lidiar día a día con el viento, y con la lluvia. Ya se conocian de anteriores batallas, pero no por eso, habian dejado de temerse. Aún así, su vieja relación no impidió al tren mantener su ritmo de marcha, ni a la lluvia seguir cayendo sobre la tierra.

En quince minutos, habrían llegado a la estación, y comenzaría una nueva jornada escolar, una de tantas, otra como otra cualquiera... o quizás no.
La mañana prometía, a primera hora, lengua, y después, educación física. Ese día les tocaba juego libre, por lo que seguramente, le tocaría demostrar, una vez más, su calidad a la hora te jugar al fútbol. Nunca le había gustado estudiar, ni la cultura, ni nada parecido, pero el balónpie, había sido de siempre su mejor cualidad. Había estado en diversos equipos, cambiando cada año de modalidad; fútbol sala, fútbol once, fútbol siete... Ese año, estaba en el equipo de fútbol once de su pueblo. No jugaba muy a menudo por su edad, pero demostraba una calidad en cada entrenamiento, al alcance de muy pocos.

Entonces, el tren se apagó por completo, y comenzó a frenar lentamente, hasta quedar totalmente parado en medio de la vía. En ese momento, se encontraban pasando por delante de la cárcel.

-Joder, anda que no habia días ni sitios para pararse...

Las paradas del tren mientras circulaba, eran habituales, pero que se fuera la luz, extrañó a los pasajeros, que se dirijian a sus colegios, o a sus puestos de trabajo.
Se mantubo el interior del tren en silencio durante unos minutos, hasta que el nerviosismo se apoderó de los pasajeros, que empezaban a murmurarse preguntas retóricas, acerca del por qué, de la parada del tren, y de por qué, se tenía que ir la luz.
Y como siempre, o casi siempre, los rumores llevan a las falsas conjeturas, las falsas conjeturas llevan a ideas locas y locuaces, que se convierten en verdades inamomibles mientras la bola de falacias inventadas al respecto aumnta su tamaño y consitencia mientras más pasa el tiempo, y nadie pone fin, ni coherencia a ese momento...

- ¡Han atacado el tren unos presos!
- ¡Será un ataque terrorista!
- ¡Hay que llamar a la policía!

Pedro se mantenía sereno y sentado. Cierto era, que su nerviosimo aumentaba, pero no iba a perder los nervios por que el tren su haya parado. Suigió escuchando música, tranquilo en su sitio, mientras la gente empezaba a levantarse alterada. Llevaban más de diez minutos sin luz y parados, en frente de la cárcel. Entonces, por encima de los gritos de la gente, y la música del reproductor, se alzaron rayo y trueno, sin mayor motivo que el de aumentar en mayor cantidad el nerviosismo de la gente. Entonces, el miedo se apoderó de cada párticula de Pedro. Se quedó paralizado, le recorrió el nervisismo, y se sintió inquieto he intranquilo. Lo había visto, parecía que si se había subido en el tren, y parecía el causante de ese momento. A través del cristal de la puerta que separaba los dos vagones, había distinguido gracias a la luz del rayo, la silueta del albino mirandolo fijamente. El miedo se habia apoderado de él, con la misma rapided con la que el albino había desaparecido de escena. Entonces, sin mayor lógica, se encendió por completo el tren, y reanudó su macha hacia la estación.
La voz del interfono, dió una breve explicación, y tambien desapareció.

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